27 mayo 2009

Observación antropológica a un niño en el parque

Desde metros de distancia se acercaba con alegría y juego un niño gritando de emoción a la fuente del parque, que disparando agua constantemente al cielo mojaba desde las primeras horas del día luminoso la piedra que la caracteriza. Esos gritos sinceramente alegres me parecieron casi incompresibles ya que éste niño sabia que no se arrojaría al agua contenida, sabe que no podrá tener mayor humedad en su cuerpo más allá de sus manos, sabe distinguir entre un balneario y un parque,

¿Por qué la emoción sincera de alegría a un estanque de agua de la cuál no puede beber?

Estaba leyendo un texto antropológico cuando fui secuestrado por esta pregunta, y del texto mismo me vino una tentativa respuesta:
Al haberse formado gran parte de lo que hoy es el humano, como nómada, involucrando la búsqueda de mejor caza y recolección de frutos, una de las primeras necesidades fue la obtención de agua; esta idea básica y sencilla me hace vincular el comportamiento del niño con la celebración de encontrar una fuente de agua. El encontrar una fuente de agua al parecer fue tan importante que hasta en la actualidad aun celebramos esa fuente de placer y vida, el agua, por lo menos los niños lo sigue haciendo

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